La plaza de armas constituye el espacio central de entrada al castillo y desde el cual se accede al resto de edificios y dependencias. Desde el interior se puede apreciar de forma más evidente que la fortaleza ha sufrido importantes modificaciones. Un simple reconocimiento visual de los paramentos interiores de la muralla da cuenta de que han desaparecido todos los edificios adosados que originariamente había. Existen multitud de ventanas enrejadas, cañoneras y canes que demuestran la existencia de construcciones de varios niveles. Por suerte, algunas de estas construcciones se encuentran documentadas gracias a planos y esbozos realizados con anterioridad a su destrucción. Estos documentos tienen un valor excepcional, pues permiten constatar el uso y ubicación de las distintas partes y edificios del castillo.
En el plano de la planta del recinto del castillo de Cuevas del Almanzora, remitido en 1853, además de identificar la torre del homenaje y el palacio, que es denominado “casa del administrador”, se observan otras edificaciones. A la derecha del tránsito de acceso a la fortaleza, apoyados sobre la muralla de levante, se dispone la casa del portero y el almacén de maderas. A la izquierda, ocupando el cubo sureste y gran parte de la muralla meridional se emplaza la casa del alguacil mayor y la cuadra del portero. Estas construcciones, debido a su estado de deterioro, fueron eliminadas en las tareas de restauración de la década de los 90 del siglo pasado.
En el extremo suroeste, y adosado a la Tercia, se dispone la casa del fiel y la bodega. Este espacio y sus tinajas, fueron recuperadas con la reconstrucción del edificio que actualmente alberga la oficina de turismo del municipio.
El estado actual de la casa de la Tercia no presenta importantes modificaciones respecto de la planta delineada. Únicamente ha desaparecido el módulo de cocheras que estaba ubicado en el testero norte. En 1853, la plaza de armas albergaba varios usos: el jardín, el corral de gallinas y el patio general, en el que se encontraba el aljibe y cuyo brocal aún se conserva.